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Entre casi mil especies de aves, aproximadamente 300 especies de mamíferos y más de 100 especies de reptiles y anfibios, la cordillera oriental de los Andes y la cuenca amazónica se encuentran para formar el piedemonte Andino–Amazónico del suroriente de Colombia. En esta bisagra, la abundante vegetación pinta de verde los departamentos de Caquetá y Putumayo, la fauna inigualable adorna de vida la región amazónica y los caudalosos ríos que la bañan forman una de las mayores reservas hídricas del planeta en la zona ecuatorial.

Este territorio es mágico porque podemos encontrar variedad de ecosistemas y no es solo por el paisaje, la biodiversidad y sus aguas. Es también su gente y el sentimiento nuevo de hermandad para rescatar nuestros valores”, Yuner Fabián González, Fundación Tierra Viva.

Estas tierras también son el hogar de comunidades que, desde la restauración ecológica y el turismo, hoy trabajan por mostrar esta riqueza natural y dejar atrás el pasado de un territorio azotado por los cultivos de coca, la ganadería extensiva y el conflicto armado.

A partir de la belleza paisajística y los esfuerzos de conservación en esta zona, Territorios de Oportunidad (TdO) formuló una estrategia integral divida en cinco fases para fortalecer el turismo de naturaleza como una actividad económica lícita en este corredor:

  1. Diagnóstico: estado general de la cadena de valor, atractivos turísticos, infraestructura existente, visibilidad en redes sociales, posibles aliados estratégicos y articulación al mercado.

  2. Fortalecimiento: organizacional, empresarial, administrativo, financiero y de sostenibilidad ambiental a organizaciones y productos de turismo.

  3. Construcción de infraestructura y dotación turística.

  4. Pilotaje: fam trips y ejercicios de validación.

  5. Operación y mercado: integración de cadenas de valor, promoción y divulgación de destinos, consolidación regional del turismo.

La Asociación de Mujeres Emprendedoras AYAKUNÁ del municipio de Belén de los Andaquíes es pionera en el monitoreo de bosques y la transformación de los productos no maderables del bosque (PNMB) para la gastronomía local.

El conocimiento ancestral en el uso de estas frutas y semillas ha permitido a estas mujeres mejorar su economía familiar, mientras reivindican el liderazgo femenino y muestran a los visitantes la identidad de la Amazonía. Los sabores que ofrecen no solo son de frutos propios de la zona como el açaí, el moriche y el seje, sino que son cultivados por organizaciones campesinas locales que adelantan procesos agroforestales enfocados en la sustitución de cultivos ilícitos y de la ganadería extensiva.

En Puerto Asís, las comunidades iniciaron la reconstrucción de la cultura andino-amazónica y alentaron a sus familias a unirse a la Asociación de Productores Agropecuarios Sostenible del Putumayo (APASAP) y a la Asociación de Pescadores Artesanales y Productores Agropecuarios de La Vereda Playa Rica (ASOPAAP) para abandonar la coca, conservar la biodiversidad, cultivar arazá, cocona, camu-camu, copoazú, plátano, yuca, maíz, chontaduro, maní y arroz. Estos alimentos frescos son utilizados para preparar exquisitas recetas tradicionales o son vendidos directamente por los campesinos en los mercados locales, bajo la estrategia de Circuitos Cortos de Comercialización impulsada por TdO.

Sin intermediarios uno queda complacido, porque es uno mismo el que pone el precio y le vende a la gente del pueblo” Miguel Anama ASOPAAP- Mercados campesinos locales.

Escuchar el orgullo y amor de los miembros de estas organizaciones hacia su territorio es inspirador a pesar de que no han sido ajenos a las dificultades. Debido a que los tiempos de cosecha pueden tomar hasta 12 meses, APASAP y ASOPAAP también se vincularon a la cadena turística como actividad económica alternativa a la agricultura y a la pesca, y ofrecen experiencias diferenciadas a través del senderismo y actividades cotidianas como los paseos en canoa para avistamiento de aves y primates.

 

A orillas del río Pescado en Caquetá, otro grupo de pescadores vio en las corrientes cristalinas una oportunidad para diversificar sus fuentes de ingreso. En retribución a las aguas que les ha dado sustento durante por lo menos cuatro décadas, la Asociación de Pescadores Agroambientales de Belén de los Andaquíes (ASPABEN) respeta la temporada de reproducción de bocachicos y sardinas entre abril y agosto y ha optado por navegar con los visitantes entre las anécdotas que evocan mientras disfrutan del verde paisaje durante los 9 KM de recorrido. Siguiendo esta vocación ambiental, ASPABEN se sumó a los esfuerzos para frenar la deforestación, reemplazando la madera por tubos PVC para el ensamblaje de sus balsas. Esta iniciativa ha evitado la tala de 5.000 árboles al año, los cuales previamente eran derribados para construir las embarcaciones.

 

Actualmente, ASPABEN recibe más de 50 visitantes mensuales en promedio y trabaja con la Fundación Tierra Viva, Tourventura y otros operadores turísticos para dinamizar la competitividad y sostenibilidad del turismo en el corredor. “Con el proceso de paz empezamos a descubrir el territorio, nos dimos cuenta del potencial y entendimos que debemos unirnos con las demás comunidades y organizaciones”, explica Alexander Soto, Representante Legal de Tourventura desde San José del Fragua. “Identificamos atractivos naturales para convertirlos en atractivos turísticos desde los deportes de aventura”.

Gracias a las buenas relaciones entre emprendimientos, Brisas del Fragüa se ha vuelto un ícono de San José del Fragüa, donde los viajeros pueden encontrar artesanías, comprar productos agrícolas de la región como el bananito liofilizado ‘Banito’, tomar fotografías y deleitarse con platos que fusionan la ancestralidad con la cocina moderna. Allí, Lina y su esposo Joaquín preservan la historia indígena, a través de la gastronomía, la simbología ancestral y el turismo responsable, unificando la parte espiritual con la naturaleza.

Y es esta conexión con la naturaleza, la razón de ser de la Asociación Brillos, una organización dedicada a la transformación de residuos plásticos - recolectados de las casas y de los puntos turísticos más concurridos como los Portales del Fragüita - en artesanías que adornan los hogares y espacios públicos. En su preocupación por mitigar el impacto sobre las fuentes hídricas y el relleno sanitario, estos artistas apasionados por el medio ambiente hallaron la forma de generar empresa y empleo, trabajando con las administraciones municipales y la Gobernación de Caquetá.

En diciembre y enero, tenemos un festival que se llama ‘Brillos de Navidad’. Este trabajo reactiva la economía, porque el turista viene al municipio y quiere conocer el taller y el proceso”, cuenta Vianey Soto, Representante Legal de la Asociación Brillos.

 

Pero estos no son los únicos artistas que con su talento transforman el Piedemonte Andino-Amazónico. En cinco municipios de Putumayo (Puerto Asís, Puerto Leguízamo, Orito, Valle del Guamuez y Villagarzón), la red de jóvenes de economía creativa, Manigua, ha trabajado con el colectivo Piamonte Biodiverso – de Cauca – para crear propuestas muralistas, gráficas, musicales y audiovisuales que además de embellecer y visibilizar el corredor, construyen memoria histórica.

La red de artistas también ha llenado de color los sitios turísticos y culturales de sus municipios, pintando 15 murales entre los que se destacan el del Museo de Memoria Histórica Tras las Huellas de El Placer en Valle del Guamuez y el del centro ecoturístico Donde Se Oculta el Sol en Villagarzón, donde los jóvenes, como guías locales, apropian y replican conocimiento con su comunidad.

 

Este emprendimiento familiar inicialmente enfocado al campo, la agricultura, el cultivo de peces y la ganadería fue reencauzado hacia el turismo comunitario con responsabilidad ambiental. En Donde Se Oculta es Sol, la conservación del ecosistema y la reducción de la huella de carbono es la base de de la experiencia diferenciada que disponen para sus visitantes, quienes disfrutan de unas instalaciones eco-amigables rodeadas de senderos ecológicos, cascadas naturales, reptiles, anfibios y aves.

“Trabajamos con el Rincón de Vides aquí en Villagarzón, el Fin del Mundo en Mocoa, Kofan en Puerto Asís, la Ruta del Chocolate en Orito y ASOPROCAF en Valle del Guamuez”, afirma Jhon Jairo Rincón, integrante de la asociación. “Para el turista es difícil llegar solo a un lugar, entonces, estamos trabajando articulados con emprendimientos de Caquetá y Cauca en la ruta de biciturismo que conecte los tres departamentos y mostrar a los viajeros la biodiversidad de una manera más sostenible. Es chévere ver cómo aprendimos a trabajar en equipo, haciendo intercambios y aprovechando las fortalezas de cada uno”.

Desde una actividad productiva tradicional, la Asociación de Productores de Cacao La Florida (ASOPROCAF) también ha aprendido a trabajar en comunidad para impulsar iniciativas agroturísticas de la mano de otras 13 organizaciones de Caquetá, Cauca y Putumayo. Además, sus asociados quieren dar a conocer el territorio a través de la Ruta del Cacao.

 

Este recorrido por los senderos coloreados de tonos verdes, amarillos y rojos tiene un doble propósito: enseñar a los turistas sobre las buenas prácticas en el proceso técnico de producción, catación y degustación de productos derivados del cacao, mientras promueve la cultura cacaotera entre la juventud y los productores locales, mostrando el cultivo como una actividad económica viable.

 

Lo que he aprendido del turismo y del cacao lo he practicado aquí en la comunidad y lo he enseñado en otras entidades y otras asociaciones. Espero seguir replicando lo que yo sé a otras comunidades, para que ellos se animen y puedan seguir con el cultivo de cacao”. Lucy Daniela Ruales, socia de ASOPROCAF

En el Piedemonte Andino-Amazónico son muchos los frutos del trabajo comunitario, algunos de ellos cobran vida en las voces de Yuner, Luis, Blanca, Alex, Diana, Jhon Jairo, Lucy y los demás participantes cuando cuentan sus historias.

Los resultados son también visibles en las obras de infraestructura lideradas por las Juntas de Acción Comunal (JACs) para proveer bienes públicos, prestar servicios sociales, dinamizar la economía del territorio y fortalecer sus capacidades. Por ejemplo, la JAC La Florida que construyó la eco-cocina para consolidar las experiencias gastronómicas ofrecidas por ASOPROCAF en la Ruta del Cacao. Por su parte, en Playa Rica, la JAC de la vereda realizó la construcción de los andenes de acceso, la eco-cocina y una deslumbrante cabaña de hospedaje con acabados rústicos, que se alimenta de energías limpias.

 

Largo es el camino que han recorrido estas comunidades para hacer del turismo un eje de transformación del territorio. Aún así, son conscientes de que deben seguir fortaleciendo y expandiendo las redes que han tejido para que el sur Andino-amazónico pase de ser un destino emergente a ser referente nacional e internacional en turismo de aventura y naturaleza

 
 

 

 PRODUCCIÓN Fundación Aica Colectivo DIRECCIÓN/GUIÓN Esteban Mateo Leguizamón FOTOGRAFÍA/SONIDO Y DISEÑO Alejandra Muñoz Ruiz COORDINADORA DE PROYECTO Y TEXTO Valeria Nariño PROYECTO Territorios de oportunidades (TdO) FINANCIADO POR USAID en Colombia.

COLOMBIA 2022

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